Akel
Algo no estaba bien, lo he buscado toda la noche y no logro localizarlo. Nunca me ha pasado esto; yo puedo sentirlo en cualquier lugar. Incluso el día que se escapo de la escuela porque le habían bullying lo encontré en el cementerio sobre la lapida de su mamá, llorando como el niño que es. También cuando se escapo con sus amigos a la disco y lo embriagaron para dejarlo vomitando en el baño, y llegué antes que un asqueroso humano lo tocara. Pero hoy es diferente, no puedo sentirlo.
- ¡Mierda!
- ¿Sigues sin encontrarlo? -era Zael- Nunca se te escapa tanto tiempo
- Sí, no puedo verlo. Algo me bloquea…
- ¿A tus ojos? -su sorpresa era un eco de mis pensamientos
- Sí – mierda, mierda, mierda, mierda
- ¿Quieres que lo busque yo?
- Hazlo -no me agrada pedir favores, ni siquiera a Zael
Saco su péndulo y comenzó a rezar. Hace siglos Zaer fue considerado un Dios de la adivinación, pero ahora no era más que un excelente compañero de cama, pero bastante problemático.
- Enredaderas y flores, enredaderas y flores, enre… -murmuraba
- ¿Qué? -por eso odio sus poderes, nunca son exactos
- Jardines y árboles de manzana
- ¿Qué más? ¿A dónde señala el péndulo?
Esto tenía para rato y yo no podía esperar ni un minuto más.