Despierta
Sabía que algo había cambiado de nuevo y aunque no era su culpa, nadie lo entendía e inevitablemente le vino un crudo recuerdo que llevaba años intentando olvidar.
– ¿De nuevo Zariel? ¿Cómo es posible?
– ¡No lo sé! no pude evitarlo –trataba de disculparse– Todo sucedió rápido, se dejó influenciar no hubo mucho que yo pudiera hacer.
De pronto el gran salón se ilumino y una voz se pronunció.
– Tranquilo, él tiene razón no tuvo la culpa. Los humanos han cambiado mucho y cada uno elige ser bueno o malo.
Nadie se atrevió a decir algo más y los dos ángeles que antes discutían se marcharon. Desde este momento, la gran voz supo que calamidades vendrían y debían buscar la forma de volver a traer la paz.