– Ya es tarde Jannette, es hora que duermas.
– Siempre tan preocupada por mí, pero tienes razón solo quiero pedirte algo… – esperando que aceptará como siempre – ¿puedes contarme esa historia una vez más?
– está bien – acepto Zoe satisfecha – ¿nunca te cansarás de escucharla no es cierto?
“Esto paso hace 18 años. Yo estaba en el cielo y me mandaba a cuidar a una pequeña que recién iba a nacer…”
– ¿Mi niña ya estás lista para dormir? –interrumpió una dulce voz
– Sí, nana no te preocupes –respondió Jannette mientras miraba a Kamael
No lograba entender por qué él era tan diferente a Zoe, sus alas estaban opacas como si le faltara plumas y su atuendo era como de batalla y portaba un arco, pero no tenía flechas. Kamael se percató de la mirada y la miro, causando que ella bajara la cabeza.
– Creo que interrumpí algo –dijo la anciana riendo, cerró la puerta para marcharse
Su nana siempre mencionaba frases extrañas que dejaba entre dicho que podía ver a Zoe, pero Kamael siempre aseguraba que no era posible.
– ¿Quieres que te siga contando o ya tienes sueño? o prefieres que te diga por qué Kamael te mira así – dijo riendo dejando en claro que se había percatado de lo sucedido a pesar de no poder verlos.
– ¡Zoe! siempre te burlas de estas situaciones, pero vamos sigue contando.
“Me dijeron que iba a ser muy especial y por eso la debía cuidar yo. Fui a la sala de parto donde ya estaba naciendo mi humana, pero vi que los padres no tenían ángeles y me llamo la atención, los mire fijamente solo para notar que el padre estaba gobernado por la avaricia y la madre era superficial, cruel y ambiciosa; sentía nauseas de estar al lado de personas así, pero debía seguir por la niña y fue cuando escuche un grito y supe que era la pequeña, la vi… era realmente bella pero su mirada parecía perdida y me percate que era ciega, fui al cielo muy rápido entre en nuestro salón más importante y empecé a llorar, sentía una profunda tristeza por esa pequeña, pero fue cuando escuche su voz.
– ¿Qué sucede Zoe, la niña nació no estás feliz? – pregunto nuestro señor
– ¡Es hermosa pero no puede ver! sufrirá en ese mundo y sus padres –se rompió mi voz- ¡son detestables!
– Su destino es nacer así pero no está dicho que siempre será ciega, tú la cuidarás y confió que harás lo mejor para ella.
No escuche la voz de nuevo y decidí salir del salón, pero mientras iba a la puerta un libro cayó, lo levante para ponerlo en su lugar, pero sentí la necesidad de leerlo y encontré una página que hablaba sobre el tiempo en que los ángeles y humanos nos conocíamos, encontré unas escrituras y arranque la hoja, regresé al mundo humano llegue justo a tiempo. El doctor les diría a tus padres sobre tu ceguera, cuando estaba a punto de hablar con ellos, dije las palabras de la hoja, un brillo en tus ojos fue lo último que vi y los míos se nublaron hasta el punto de no ver nada”
– Gracias –es lo único que logro decir Jannette una vez más
– No tienes por qué, te lo merecías Jannette – se acercó a darle su beso de buenas noches.
Mientras esperaba que durmiera, pensaba que no terminaba de entender a Jannette… la historia que tanto amaba le causaba un profundo dolor, pero se la pedía en repetidas oportunidades.