Con todo el corazón le digo “gracias” a PESOPLUMA, editorial que me hace taaaan feliz con este libro. No puedo dejar de recomendar cada uno de sus libros que he tenido la oportunidad de leer. ¡Todos son fantásticos!
Dijo que con la explosión el niño salió despedido hacia arriba en su último balanceo y que, a través de los cristales hechos esquirlas, asistió a la trasformación de su hijo a lo largo de la trayectoria desde el aire hasta el suelo. Sin abandonar su forma de niño, todo él, en pleno vuelo, se ennegreció. Ya no era carne lo que volaba, sino polvo prensado en forma humana que, en su caída, comenzó a desunirse como lluvia de ceniza. Lo mismo me contó H. sobre los pájaros que volaban en aquel momento. Mientras batían las alas pasaron de pájaros a moléculas de carbono. Así, sin fuego, sin heridas, el pájaro terminaba en su metamorfosis más lógica: la ingravidez perpetua, el vuelo más ligero, libre de esfuerzo y de alas.
Este año le he encontrado una fascinación a los cuentos. Algunas escritoras han penetrado mi mente para hacerme volar con sus letras. Marina Perezagua es una perla en el fondo del mar.
Prólogo:
Algo que debo recalcar de PESOPLUMA es su elección de escritores para los prólogos. Hasta el momento no encuentro decepción alguna, me encantan las letras que nos comparte Katya en este libro. Esta compilación de cuentos inicia con un prólogo chispeante e iluminado de Katya Adaui, quien de manera astuta nos prepara/seduce para lo que vendrá.
Cuentos
Son quince cuentos que conviven en el libro y una vez sea abierto, no los puedes contener. Tal es la palabra de Marina que terminas por amar sus historias o, también es probable que decidas hundirte y te asuste seguir. Como ya saben –y para los que no– suelo seleccionar mis favoritos y de esos comentar o escribir, pero ahora… ¡No sé cuál elegir! Todos son tan buenos, tan malditamente buenos. Por eso me atrevo a solo mencionar dos con la esperanza que ustedes sean picados por la curiosidad y la suculenta pluma de Marina.
Atar el cuerpo del muerto durante una semana a las espaldas de su asesino era la condena con que se penaba el quitar la vida, y las veces que he visto al criminal cargado con su víctima, vagando durante siete días con el peso exacto de la muerte, he pensado que no existe sobre la tierra penitencia más natural. Si yo quisiera contarle algo a los de nuestra raza les contaría, después de tu putrefacción, la perfección de esta sentencia.
Little Boy
Una joven pareja vuelve a sus raíces, pero ella no logra hallarse, sin embargo, encuentra compañía en una anciana vacía. Sus conversaciones la impactarán de tal manera que ella querrá compartir su historia, la de su hijo, la de otras madres, que como a esa anciana, Hiroshima le extinguió la maternidad.
Experiencia:
Es emocionante de principio a fin. Sobre todo, porque no sabes qué esperar. Lo que la anciana comienza a contar es tan increíble que al seguir el cuento y conocer las características, a todas las mujeres, sabrás que ella no encaja. Su dolor, su falta de, es lo que más despierta este cuento. Siendo el tercero de los relatos, Marina ya me había cautivado.
De la mar el tiburón y de la tierra el varón
Una joven esconde dos secretos, uno de ellos no lo es tanto pues su mejor amiga sabe de su interés por el nuevo vecino, lo que desconoce es esa sed que despierta. Bueno, tampoco sabe de su peculiar infancia y de todo lo que debió sufrir su madre para conseguir que le dé más de un bocado a la comida.
Experiencia:
Este cuento es demasiado caliente y sensual. Despertando el interés en el lector, Marina te va introduciendo a una característica peculiar y carnívora de algunas personas.
Te perdoné el día en que me echaste, porque no hay mejor padre que un mal padre alejando de sí a su hija. Por eso celebro aquel día.
Bonus: Leche
El último de sus cuentos es quizás el más grotesco, pero es agradable a la lectura. Un tema inquietante es presentado por Marina con astucia y bastante delicadeza. Un cuento que te hace ser consciente de lo sucio de nuestra sociedad y de los males con lo que debemos convivir y callar.
La autora:
Marina Perezagua nació en Sevilla en 1978 y es licenciada en Historia del Arte. Tras su licenciatura marchó a Estados Unidos con una beca de doctorado en Literatura Hispánica, y durante cinco años impartió clases de lengua, literatura, historia y cine hispanoamericanos en la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook. Tras vivir una larga temporada en Francia y trabajar en el Instituto Cervantes de Lyon, regresó a Nueva York, donde ahora reside.
Contratapa:
“Lo que distingue a un escritor correcto de otro genial, suele ser el dolor”, confiesa Marina Perezagua, y lo cumple: su escritura no maquilla, nos sumerge sin concesiones en la brutalidad de lo real. Un sobreviviente de la bomba de Hiroshima, alguien que abandona a sus padres, otro que finge su muerte. Cuerpos entre el desconsuelo y la lucidez, que nos desafían a pensar de otro modo la sexualidad, la familia, el dolor, la muerte.
“Cómo saber si respiro” reúne quince cuentos que nos alejan de la visión cómoda del mundo para mostrarnos sus dobleces más descarnados. Los cuentos de Marina Perezagua con esa voz extraña, mordaz, que nos perturba porque dice lo que nosotros no queremos decir, aunque sabemos.