Este libro no es otra cosa que un enorme llanto que brota de mis dedos. Ana Izquierdo
En 22 capítulos Ana escribe el momento más difícil que le tocó vivir, la muerte de su hijo Renzo. Al terminar el libro el nombre Renzo no volverá a ser lo mismo, dejará de ser “el hijo de Ana” y lo llamarás por su nombre, lo querrás conocer, y admirarás la sencillez y brillo con el que miraba la vida.
«La culpa es una oscura bestia que nos persigue ante cualquier pérdida cercana. Pero cuando la persona que ha muerto es nuestro hijo, esa bestia es aún más malvada: nos hace sentir que hemos fallado como padres, que no hicimos lo suficiente para que él sea feliz, que si está muerto es porque nosotros lo permitimos»
Al momento de tener el libro en mis manos y decidir leerlo no tenía idea de lo qué pasaría, por mi mente jamás cruzo la idea que volverían abrirse heridas, que entendería -por fin- a muchos de mis familiares. Este valiente-amoroso-dulce libro es necesario, es una lectura que te demuestra que no estás solo, que no estás mal al sentir dolor tanto tiempo, no estás equivocado, que todo lo que sientes en ese momento es normal y está bien. Y es un libro que debes compartir… Ana y Renzo no pueden quedarse solo en tus manos.
La mayor abertura
Es dejar que todo brote, que el dolor y la verdad salgan fusionadas. La verdad brota sin ceder un mínimo espacio a otra mentira, o la clásica “confidencialidad familiar”, algo que necesitaba Ana –y que admiro-, no es fácil abrirse a miles de personas que tengan este libro entre manos. Ana revive la muerte de Renzo con detalles, explicaciones y posibles razones.
En las primeras hojas
Ana te prepara para lo que viene, para el dolor, el amor, la pertenencia, la soledad, la compañía, la falta de empatía, la solidaridad, la ayuda que sintió como parte de este proceso –que no acaba-. Además, te muestra que ella no estuvo ajena a la muerte de otros familiares, pero admite que recién sintió qué era realmente luego de Renzo.
«En realidad, todo es más complejo, confuso y caótico. Cada duelo es personal y no hay uno igual a otro. Tampoco existe un tiempo específico de cuánto debería durar»
Vida sociedad muerte
El libro va desenmascarando la hipocresía en la que hemos aceptado vivir. Frente al dolor de una madre que acaba de enterrar a su hijo existe mucha ignorancia, incomprensión y poca empatía. Creyendo que no hablar de su hijo o no mencionar el tema ayudaba, Ana cuenta todo lo contrario. Nos narra sus días sin Renzo y con su familia, la rutina de la vida.
Invitarla a salir o continuar con la vida era algo impensable en su momento, pero Ana comprendió, poco a poco, que todo había cambiado para siempre y que debía convivir con eso. Incluso con la nueva mujer que había nacido en ella; aquella que extrañaba abrazar a su hijo convivía con la que ahora besaba y deseaba buen día a los otros.
«Nada que leas, veas o escuches aplacará tu pena, pero sí puede producir cierta sensación de consuelo, o incluso de compañía»
Más que un recuerdo
Existe un punto –muchos- donde quizás te quiebres y en mi caso es cuando Ana relata cómo recuerda, cómo vuelve a revivir a Renzo con pequeños detalles… detalles que yo jamás me permití, ni deje a mis familiares hacer.
Escuchar su música, leer sus textos, disfrutar sus gustos…
Conversando…
Tuve la oportunidad de conversar con Ana, y si debo sincerarme, estaba aterrada, porque aquella mujer que nada sabía de mi y yo sabía de ella -siquiera un poco- había calado en mis recuerdos, pero una vez la conversación fluyó y vi/sentí lo que ya me había expresado en su libro… supe que todo estaba bien. Si debo quedarme con una parte de esa conversación es sin duda con la frase que me dio casi al final…
«La principal intención de este libro es que la gente conozca a mi hijo, que lo nombren»
¿Quieres escuchar la entrevista conversación?
Autora
Ana Izquierdo Vásquez (Moyobamba, 1951)
Estudió Educación en Filosofía y Ciencias Sociales en la UNIFÉ y en la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Ejerció la docencia durante treinta años en el colegio Canonesas de la Cruz y en institutos de idiomas. Actualmente es directora académica de AMCOL. El hijo que perdí es su primer libro.
Contratapa
¿Qué puede escribir una madre sobre la pérdida de un hijo? Existen momentos en que el lenguaje no puede abarcar la desgracia. Sin embargo, Ana Izquierdo ha rescatado las palabras que necesita para contar su dolor. Las ha protegido en este libro, resguardando la memoria de Renzo, el hijo ausente; pero sobre todo ha desterrado los lugares comunes que siguen al duelo, los consejos de resignación, las frases huecas y los abrazos fríos.
En El Hijo que perdí, la autora habla de la muerte con familiaridad. Narra situaciones íntimas que antes le causaban vergüenza, habla de sus rituales cotidianos para mantener a su hijo con ella. Este libro es la historia de una mujer que convive con los recuerdos y hace un pacto con ellos para continuar su camino por la vida; es un viaje personal, un cuadro complejo del terror de sobrevivir a la muerte de un hijo.
Un agradecimiento especial a Animal de Invierno y al Grupo Editorial Estación La Cultura por hacerme llegar el libro y darme la oportunidad de conocer a Ana.