Primera Persona de Margarita García Robayo

Para dar inicio a este texto –el cual lo escribo con sumo placer- cito a Carolina Sanín, quien escribió el prólogo de Primera Persona de Margarita García Robayo.

Un libro autobiográfico trata sobre la vida de su autor. Responde por cómo ha vivido un escritor. Es un examen sobre cómo se forma alguien de modo que llega a escribir de sí mismo; y ese «sí mismo» no es otro que el texto: lo que está escrito es el autor. Un texto autobiográfico es un personaje.

Sé que el libro o sus relatos no son una copia exacta de su vida, pero si poseen gran verdad e influencia, la cual se ve envuelta –y revuelta- con sus memorias e imaginación. Quizás ese hecho hace que el libro sea tan fascinante, que cada relato te enganche y te haga querer más, solo un poco más. Margarita es de esos casi inexistentes autores que con tan poco te dice tanto, que con unas líneas te despiertan emociones… Que con solo un libro te ha convencido de ir a la librería y pedir todos lo que ha escrito.

La tapa del libro me ¡E N C A N T A! 

Son los ojos de Margarita y una Matrioshka


Dato

Todos los relatos que se encuentran en Primera Persona responden a un pedido o encargo hecho a Margarita, por eso se pueden encontrar en revistas, diarios, etc.

Y yo me pregunto, ¿cómo algo tan bueno pudo estar disperso en el mundo?
Gracias, PESOPLUMA. Por unirlo.

 

Relatos

El Mar

Texto publicado en la revista Telar #17, dedicada al territorio

El mar es un dispositivo que pincha la memoria y la hace disparar recuerdos anudados, conectados como argollas en una cadena larga y gruesa que alguna vez, quizá, te conduzca a un ancla.

 

Este relato quizás deseaba hablar sobre el territorio, pero terminas por hundirte en la idea del miedo/pavor/fobia de Margarita. Su profundo miedo al mar, y el contacto que ha tenido a él a lo largo de los años, y en ningún caso la tensa relación Margarita-Mar se ha visto mejorada.

 

El mar, a diferencia de lo que insinúan las postales, diste de ser amable y apacible, pero eso no se sabe a primera vista.

 

Amor al padre

Texto publicado en la Revista Orsai #14

De una forma escandalosa (???) y casi cómica, con una Margarita madura y ya hecha, nos relata su madurez sexual y la poca importancia de la misma. Quizás el primer romance de muchas es ese, el del padre, y también el que pocas recuerdan.

De cualquier forma, todos me preguntaban lo mismo, como un modo de curarse en salud: «Entre tú y yo hay siete, diez, trece, dieciséis, veintitrés años de diferencia, ¿estás segura de que quieres?». Y yo siempre quería.

 

Pero páginas más adelante, comienza lo que es un recuerdo de muchas o un deseo imposible de otras: los amores mayores. A mí me gustan mayores (??). Pero también es el relato donde se siente –por lo menos yo siento- que te muestra lo absurdo que es la sociedad y sus reglas, del cómo nos hemos dejado moldear a la misma, y que sin querer –o queriendo- nos estamos dejando envolver y encajonar en ella.

Margarita nos habla de sus romances y de lo absurdo que fueron algunos. Que la experiencia ganada no te la quita nadie, y que no puedes dejarte llevar por alguien.

 

La primera vez es más que un trámite necesario: un castigo doloroso, un karma irrenunciable, un momento de mierda.

 

Historia general de tu vida

Siendo el menos impersonal –quizás- de sus textos en Primera Persona, Margarita aquí se lleva todo mi corazón. Mostrando con gracia, sabiduría, y una pizca de humor, lo que encontramos día a día y contra lo que debemos luchar en aquellos días.

La primera vez que fuiste a una reunión de académicos aprendiste que nunca hay que decir «no sé». Se debe decir «no estoy seguro»: una frase que no aporta información, pero deja abierta la posibilidad de conocimiento.

Leemos cosas tan banales como las que vivimos: un mal trato de una trabajadora, una absurda reunión, ver a una persona descuidada, pero cool, una amiga y sus comentarios absurdos, y la culpa con la que todos nos acostamos.

 

Mudanza

Texto publicado en la Revista Casquivana #6, dedicada a las obsesiones.

Este relato nos trae a la piel la idea de desprendernos de las cosas continuamente para ir a un lugar mejor, más comodidad, mejor luz, más aire; quién sabe. Pero es aquí donde Margarita habla de algunas pequeñas obsesiones, de las cuales te puedes reír hasta que te das cuenta que tú tienes algunas otras.

«A donde vayas –me dijo mi fugaz y caribeña María Von Trapp, señalando el perímetro de la ventana- busca siempre una ventana que te guste»

 

Leche

Texto publicado en la revista Piau #98

Un texto que, si bien te habla de la maternidad y las aventuras del inicio de la vida materna de Margarita, también considero que es un reclamo a la sociedad y la posición en la que se coloca a las madres, sea primeriza o no. Es una gran carga –amada- la que se coloca con arrullo en sus hombros, pero también social.

A veces, la diferencia entre un bebé subalimentado y un bebé sano es el sueldo de sus padres. La economía, como siempre, dividiendo las aguas.

Ser madre es un incierto constante, y la sociedad siempre tendrá qué hablar respecto a eso, en esta ocasión… Margarita lo cuenta con un poco de leche materna.

 

Rapto de locura

El relato que más evidencia el entorno de Margarita, y la realidad de las personas. Es asombroso como podemos cerrar los ojos, los brazos, o la puerta cuando vemos un pequeño chispazo de algo que pueda destrozar nuestra “paz”. Eso es rapto de locura, uno de los chispazos de su vida.

La verdad es que, por fuera de los ataques, nítidos en mi memoria, casi todo el resto se me escapa y tiendo a reconstruirlo como más me gustaría que fuera

También es uno de esos relatos que despierta y deberías –en mi país- hacerlo llegar a una autoridad, para que entiendan que la mente humana tiene sus momentos, necesita sus cuidados, y que no es cosa de solo cerrar los ojos o cerrar las puertas, es más…

«Nadie me quiere, señora», lloraba, se limpiaba los mocos con un repasador curtido. Mi madre, ablandada, se agachó para abrazarla: «Yo te quiero, mija».

 

Educación sexual

Texto publicado por entregas en la revista Piaui #114 a 119

Humedad es el relato que te hace sentir un pescado, y que tus ovarios son una huevera que cualquiera puede comer si la pide bien frita.

Catecismo es el recuerdo de una joven Margarita que vivía sus días educativos dentro de un colegio gobernado por monjas y sus ideas de la sexualidad y placer carnales.

Chicas rotas, quizás es el descubrimiento de muchas al sexo, de cómo un momento que nos los suelen pintar tan glorioso es realmente: sexo, sudor, gemidos, y uno que otro olor…

Dalia se aclaró la garganta y dijo que la metáfora del pescado se le había de muy mal gusto, porque era como aceptar ese mito sexista sobre el olor de las mujeres.

Nadie se rió.

O peor, siguió Dalia, era como darle un fundamento amañado a ese mito. Como decir que olíamos así por contener ahí dentro a un ejército de pescados pródigos vueltos al mar –pintó en el aire comillas con los dedos-: a su hábitat. Y eso era lo mismo que decir que olíamos así por putas.

Lucía (y Mauricio) es el momento que todas hemos tenido –bueno, aún no me ha pasado- donde te gusta o ves interesante a un chico y resulta ya estar engrampado con tu amiga…

El grito silencioso es un texto que me emputa, no solo por las acciones de algunos personajes, sino por lo que la sociedad en aquel momento le mostró a Margarita, y me lo ha mostrado a mí y estoy casi segura –por el camino que llevamos- se lo mostrará a las hijas de mis amigas.

El día después es la continuación de ese texto que me emputa tanto. Margarita sabe sacar a flote las acomodadas que da la educación, la ley, la religión, para lo llamado sociedad y su “bienestar”.

Educación sexual te muestra lo más absurdo del mundo; una historia de muchas chicas, y seguro que ahora existen más que siguen pensando que es mejor dar el culo que la virginidad, que es peor tomar una pastilla de “el día siguiente” luego de una violación, que creen que la solución es decirte lo trágico y frío que es abortar a enseñarte cómo diablos cuidarte. Con personajes tan ilógicos como Karina, Lucía, y la loca de Dalia, Margarita te hará reír y emputarte en más de una ocasión.

 

 

De la autora

Margarita García Robayo nació en Cartagena, en 1980. Es autora de las novelas Hasta que pase un huracán (2012), Lo que no aprendí (2014) y Tiempo muerto (2017); de varios libros de cuentos entre los que se destaca Cosas peores, galardonado con el Premio Literario Casa de las Américas 2014; y de una antología personal publicada en Chile llamada Usted está aquí (2015). Participó también en antologías colectivas como Región: cuento político latinoamericano y Padres sin hijos / Childless parents. Entre 2012 y 2014 fue directora de la Fundación Tomás Eloy Martínez. Su trabajo ha sido publicado en Latinoamérica y España, y ha sido traducido al inglés, francés, italiano y portugués.

 

Contratapa

Margarita García Robayo traza estos relatos autobiográficos con delicadeza incisiva. Los siete textos aquí reunidos dibujaban un mapa emocional donde los recuerdos aparecen como islas inesperadas y las verdades más simples revelan su compleja ambigüedad.

Escritos desde la intimidad, los relatos repasan los misterios y obsesiones de la maternidad, la exploración sexual, la infancia, los viajes; aquellos hitos definitivos que nos advierten que nuestros entornos más próximos son un campo minado.

 

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ACERCA DE MI

Soy redactora creativa hace algunos unos años y me gusta perderme en los libros y disfruto mi trabajo. Me gusta los retos y los compromisos, por eso quiero vivencias, trabajos y situaciones que me permitan poner a prueba mi capacidad.

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