Se puede -y no- considerar una secuela de El Castillo Ambulante, ya que no es necesario leerlo para poder comprender esta nueva historia. Si bien es cierto, los personajes del libro anterior “no aparecen”, puedes leerlo con tranquilidad, pero si eres curioso como yo… lo harás.
Te aseguro que quedarás prendado de esta historia.
Esta vez, Diana nos trae una historia llena de astucia y magia nuevamente. Abdullah es un pobre diablo sin suerte y sin carisma o belleza podemos decirlo… pero un día se topa con un vendedor que afirma tener una alfombra mágica y él creyendo y siendo hombre de fe la compra. Al no lograr que vuele decide rendirse y acostarse sobre ella, al despertar estará por vivir las aventuras más locas que pudo siquiera soñar.
En la historia terminará mezclando al amor de su vida y su amigo, junto a un demonio temible, realmente temible. Donde solo su ingenio podrá rescatarlos de ser asesinados por temibles demonios y genios.
La historia trae un cuarto lleno de doncellas, una alfombra mágica, un genio cascarrabias, demonios muy crueles, un perro que puede comerse cualquier cosa, camarones fritos, y una encantadora gata y su cachorro.
¡Toda una locura es esta historia!
Contratapa
Al sur de la tierra de Ingary, Abdullah, un joven y no muy próspero mercader de alfombras, pasa su humilde y tranquila vida soñando despierto con que es el hijo perdido de un gran príncipe y está destinado a casarse con una princesa. Pero un día la quietud de sus ensoñaciones se rompe con la visita de un extranjero que le vende una alfombra mágica. Desde ese momento se desata una vertiginosa fantasía, en la que nada (o casi nada) es lo que parece, llenas de genios contestones, demonios buenos y malos, animales con inusual personalidad, persecuciones a camello y un castillo flotante cargado de princesas. Y un final que dejará a todos con la boca abierta.