¿Volvemos al maravilloso mundo de Howl? ¡Sí! ¡Eso es exactamente La Casa de los Mil Pasillos de Diana Wynne Jones!
Sinceramente amo a Diana, su imaginación me ha permitido conocer este mundo y disfrutar cada una de sus aventuras. Con esta entrega cerramos el círculo del mundo mágico de Howl.
Confieso que sentí esta historia mucho más ligera que las dos anteriores, pero sigue manteniendo su encanto y gran personalidad de cada uno de los personajes (descuiden, aparecen Howl y Sophie). Acá, puedes descubrir un poco más de la magia y cómo diablos funciona, además… conocer a otros seres mágicos y los malignos. La pequeña protagonista, Charmain –dudo pronunciarlo correctamente-, se muestra no como la típica prota, tiene la nariz metida en los libros y hace exactamente lo mismo con los libros de magia. ¡Oh! También podrás descubrir un poco más de los lazos que amarran a todos, es taaaaan genial esta entrega. Caos, desorden, maldad, ambiciones, viejos buenos, jóvenes malos, es con los que nos hace gozar Diana en La Casa de los Mil Pasillos.
Posdt. Estoy locamente enamorada de Howl >///<* y Calcifer
Contratapa:
La vida de la joven Charmain Baker es, esencialmente, respetable. Sus días transcurren con una calma que solo se ve alterada por las aventuras de los libros de los que apenas saca la nariz. Y entonces, un día, su tía Sempronia le anuncia que ha de ir a cuidar la casa de su tío (un tal William que, por lo visto es un mago) mientras él está fuera.
Charmain, emocionada por halarse al fin ante su propia aventura, parte de inmediato. Pero cuando llega a la casa, se topa con un laberinto de habitaciones extrañas a las que se accede según unas instrucciones mágicas muy precisas. Hay elfos, jardineros de color azul, comidas que se sirven solas, libros de hechizos para aprender a volar y, en fin, todo lo que puede haber en la casa de un mago. Pero también hay pilas y pilas de platos sucios, encantamientos que salen mal y un joven aprendiz de carácter despistado que afirma venir en busca del mago William.
