Un nuevo Rey: Cap3 – El Jardín de Flores

Los recuerdos habían vuelto, pero ya no le producían miedo o asco, ahora solo debía y podía sonreír. Cada gota, cada desgarro, cada marca, todo el dolor sería devuelto. Eso le había dicho él y le creía.

  • ¿Príncipe Az? –el olor a flores invadió la habitación
  • Sí… -un relájante aroma- ¿Qué sucede, Nek?
  • Su celo está por venir y he traído a 3 chicos que espero puedan satisfacerlo…

Aquellas palabras le dolían más que cualquier herida o recuerdo. Él lo sabía y sin embargo siempre le traída hombres.

  • Ya hemos hablado de esto, no quiero a nadie –los calores hicieron sus mejillas sonrojarse, o era la cólera quizás- no quiero a nadie más.
  • Yo no puedo serlo, príncipe –hablar del tema le producía cansancio- ya le dije que no…
  • Cállate –un gemido se le escapó

Nek lo pudo sentir, su celo ya había comenzado. Az no aguantaba el calor y casi de forma inconsciente se sacaba la ropa. Su cuerpo deseaba ser tomado. Nek solo tuvo que golpear la puerta y 3 hombres entraron.

  • ¡Largo! –Az intentaba ser firme- ¡Dije que no deseo a nadie!

Los hombres intercambiaron miradas con Nek, pero este no les dio una orden contraría.

  • Ellos son las joyas del jardín –abrió la puerta nuevamente- espero pueda disfrutarlas…

No pudo contenerse más, no podía luchar contra sí mismo. Necesitaba estar con alguien.

  • ¿Qué esperan? –se relamía con solo imaginar lo que vendría.

El placer y el aroma se expandió por todo el castillo. Y aunque mucho quisieran poder tomar al príncipe omega muy pocos podían cumplir esa tarea, Az era insaciable. Además, todos habían tenido la oportunidad y resultaba que nadie era lo suficientemente apto, por eso Nek había tomado la decisión de enviar 2 o 3 hombres. Nek era uno de los pocos trabajadores del castillo que no había tomado a Az.

Todos sabían que Nek era muy raro, no solo nunca se había acostado con el príncipe omega, sino que podía emitir un aroma floral que confundía y mareaba a todos los presentes, una habilidad que solo usaba cuando deseaba proteger a su amor. Una habilidad que solo tenían las cabezas de la Casa de El Jardín Rojo.

El día que Nek conoció al príncipe fue la primera noche de su temporada de celo, tuvo que recogerlo del suelo y llevarlo a bañar para luego dejarlo descansar en su habitación. Aquel día Az estaba inconsciente y nadie en el castillo podía darle la cara; habían escuchado sus gritos y llantos de auxilio, pero nadie podía intervenir cuando uno de sus hermanos lo tomaba.

Aquella noche Nek se enteró de lo sucedido y lo levanto en su espalda para bañarlo y luego recostarlo en su habitación, espero a que recobrara el sentido para presentarse.

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ACERCA DE MI

Soy redactora creativa hace algunos unos años y me gusta perderme en los libros y disfruto mi trabajo. Me gusta los retos y los compromisos, por eso quiero vivencias, trabajos y situaciones que me permitan poner a prueba mi capacidad.

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