El Rey había salido nuevamente de viaje por un conquista y se había marchado con su hijo Adair como único estratega. Probaría en el campo de batalla sus habilidades y si era digno de ser el próximo rey. Mientras tanto Axa y Mika estaban en el reino para velar por su desarrollo y atender las nuevas rutas de comercio que se había formado gracias a su padre.
Ahora no importada quienes se quedaran en el castillo, ningún alpha podía acercarse al príncipe omega por sus guardias. Los incidentes del primer día se había repetido muchas veces, incluso en situaciones extrañas Kan fue encontrado muy mal herido con 2 alphas muertos a su lado, en el propio jardín del Rey. Lo extraño fue que al día siguiente, en el entierro de ambos alphas, se presento Kan con una sonrisa, como si sus heridas no existieran. Por más que los 3 príncipes solicitaron la cabeza de Kan al Rey, este solo pidió que fuera supervisado por Kan, ya que el guardia había cumplido su misión al proteger a su príncipe durante la noche, cuando se presume que ambos alphas deseaban entrar a la alcoba del príncipe durante su celo. Así fue como Nek había salido por unas diligencias en compañia de Kan y Burz, dejando al príncipe con Zaf.
- Quiero ir a la piscina, Zaf. Creo que mi celo está por venir y antes que me encierren deseo un poco de luz natural en mi piel. ¿Te parece? Esos ojos me dicen que sí. Te confieso que al principio era difícil entenderte y yo no soy bueno con las señas como los demás, temía no poder entablar una conversación contigo, pero míranos ahora. Eres una compañía agradable y te pido disculpas si hago tu trabajo un poco más difícil de lo habitual.
Mientras caminaban a la piscina Zaf debía mirar a los alrededores y ver los labios de su príncipe para no perder ninguna palabra que este le dijera. No era tan difícil como parecía, él había perfeccionado su vista y la lectura del lenguaje corporal, por eso sabía que la tranquilidad que mostraba Az al caminar por el castillo era gracias a él.
- Sabes -había visto los labios de Az moverse, debía concentrarse- Sé que no eres mudo. No, disculpa, me refiero a que no naciste mudo, pero en tu hoja de vida dice que sí y te preguntarás cómo lo sé. Te escuché intentar hablar el otro día, sé que no debía, pero fue de casualidad y cuando entre a la habitación parecía que deseabas llorar. Esos ojos de frustración los conozco, yo también los he tenido. Descuida, no te pido que me cuentes qué te pasó, pero si necesitas «hablar» con alguien, ese alguien estoy dispuesto a serlo.
Cuando Zaf se enteró que el príncipe omega requería guardias bethas no dudo en postular. Alguien como él lo entendería pensaba Zaf y no se había equivocado.
El príncipe se acomodo rápidamente dentro del agua. Tenía prohibido desnudarse por lo que se metió con una camisa que le marcaba más el cuerpo. Era una idea contraproducente, pero era una exigencia de Nek. El príncipe jamás puede estar desnudo. Az invito a Nek a entrar, pero este se nego para luego desaparecer.