Pero empezaba a comprender que las personas no siempre teníamos la libertad de elegir entre un bando u otro. A veces porque no nos incluyen y otras, porque surgen enfrentamientos inesperados. Sin previo aviso, el universo te separa bruscamente del resto de las almas, impidiéndote adaptarte y congeniar con los demás.
Por momentos la vida nos muestra un camino y nosotros creemos poder elegir otros, pero eso no es cierto. Lo único que, quizás, podemos hacer... es elegir cómo recorrerlo.
Cosas importantes
- El VIH y el SIDA no son lo mismo
- El VIH es la infección que causa el sida. Y puede ser controlada con medicamentos y un debido tratamiento.
- El sida es una enfermedad del sistema inmunitario por la cual se debilita la capacidad para luchar contra enfermedades. Es decir que el SIDA no te mata, te mata las enfermedades que te atacan.
- El VIH se trasmite por fluidos del cuerpo (sangre, semen, fluidos vaginales, leche materna), al mantener relaciones sexuales sin protección con alguien que tiene VIH/sida. Una madre portadora puede trasmitirlo a su hijo. Al compartir aguajes con alguien que tiene VIH/sida.
- No se transmite VIH por estrechar la mano con alguien con VIH/sida. Por abrazar, besar o tocar a alguien que está infectado. Compartir surtidores de agua, vasos, platos o utensilios con alguien que está infectado. Comer comida elaborada por alguien que está infectado. Por los asiento de retretes, piscinas, jacuzzis, aire. Si una persona tose o escupe, por picaduras de insectos. No, no, y no.
- Existen 4 tipos de acoso escolar: físico, verbal, indirecto (difundir rumores sobre aquella persona, excluirla, enviar correos o textos ofensivos), acoso escolar cibernético (todo lo relacionado a un medio electrónico, celular, fotos o videos por Internet, mensajes, llamadas, correos)
He leído este libro en 5 sentadas, es decir que 4 veces lo cerré porque comenzaba a recordar cosas que no le había dado importancia en la escuela, pero ahora puedo recordar claramente los comentarios ofensivos y las burlas de mis compañeros. Había querido olvidar todo eso, pero al parecer es imposible.
Este libro más que un diario es una recordatorio y una evidencia de los que fueron unos años en la vida de Paige -felizmente solo fueron unos años-. Como la ignorancia, la falta de valores, de buena ética, de profesionalismo, y muchas cosas de lo que carece nuestro sociedad fueron a lastimar a una pequeña que realmente era inocente. Siempre he creído que la época del colegio es la peor; los niños solemos ser realmente crueles, y debe ser porque bajo el techo de papá y mamá somos intocables y además… no tenemos idea de qué va a suceder mañana.
Paige tuvo que perder una amiga muy valiosa para darse cuenta que en la vida te topas con gente cruel; tuvo que ver como su profesora torcía los ojos para no ver lo que le hacían sus compañeros; tuvo que escuchar como molestaban al chico que le gustaba solo por corresponder sus sentimientos, pero también pudo conocer y hacer grandes amigas, amigas que nos deja conocer con las fotos que deja en este libro.
Eso fue de las cosas que más me gustaron del libro... esas fotos y su sonrisa.
Mientras vas leyendo el libro, Paige tiene la amabilidad de dejarte fotos de ella, de su padre, de su madre, de sus amigas, su doctora, su líder de campamento. Tiene el gran corazón se mostrarnos su bella sonrisa, y digo bella porque lo es.
Ella sonríe mucho más de lo que yo suelo sonreír en fotos.
El libro transmite un sentimiento claro de luz, de que todo saldrá bien y solo debemos esperar a leerlo, que ella es fuerte y con cada hoja te demuestra su fuerza, si lloré con este libro fue en la página 220, porque estaba realmente feliz que ella pudiera encontrar una escuela que la hiciera feliz, y que en un lugar (el colegio) que antes le había dado tantas tristezas (hablando del antiguo) le fuera a dar tanta felicidad y comprensión.
Reseña
Paige Rawl siempre fue una chica normal, le gustaba jugar, cantar, asistir a clases y creía que esto no tenía que cambiar, pero estaba muy lejos de la realidad. A diferencia de sus amigas, ella tenía una rutina muy estricta, que iniciaba con unos medicamentos que tomaba desde pequeña, luego su madre la llevaba al hospital, con la misma doctora. No paso mucho tiempo antes que ella tomara conciencia de su mundo y viera secuencias repetidas, medicinas – hospital, medicinas – hospital, todos los días, todos los años.
Un día tomo valor y como quien no desea saber le pregunta a su madre si ella es VIH+, su madre muy relajada e intentando conservar la calma le responde que sí. Aquel día, Paige no lo sabía, pero había hecho taaan gran descubrimiento que no debía ser compartido con todos, pero ¿cómo criticarla? Ella había nacido y crecido con eso, y nunca nadie la hizo sentir diferente -y no lo es-.
En la escuela las cosas iban muy bien, tenía agradables compañeros, pero sobre todo una mejor amiga, a la cual le comentaría su peculiaridad, sin saber el tornado que estaba por venir. Una mejor amiga había hablado sin saber, sin aclarar, sin informase y dio información errónea a todos sus compañeros. En una sociedad ignorante, en una sociedad infantil los problemas no se hicieron esperar, y como para los jóvenes la rareza y diferencia son pecados, hicieron de Paige lo que quisieron.
Pero tranquilo, está no es un historia de tristeza ni un libro de autoayuda, esto es un libro de luz. La luz que todos llevamos, pero pocos hemos logrado saber explotarla.
¿Lo recomiendo? Sí, porque no sabes las heridas que haz hecho ni las que guarda tu corazón.
Del autor
Paige Rawl nació con VIH positivo y esta fue la causa por la cual sus compañeros de escuela comenzaron a hostigarla. Desde sobrenombres crueles hasta profesores que bromeaban respecto a su enfermedad, Paige lo sufrió todo. Pero cuando salió de la Secundaria, decidió empezar a hablar y compartir su experiencia.
Pronto se convirtió en oradora y educadora acerca del VIH y comenzó a viajar, gracias al trabajo con varias organizaciones, para recudir el estima hacia el VIH/sida. Su historia y su labor fueron difundidas en revistas y en diarios, obtuvo diversos premios. Así inspira a mucha gente con su gran valor y su compromiso, luchando contra el bullying.
Contratapa
La historia que le voy a contar es como la vida: tiene momento duros, pero otros muy felices.
Entre más hablo con la gente, me doy cuenta de que somos muchos los que atravesamos situaciones similares; los que sufrimos por el bullying. Aprendí que el dolor siempre se va, y las cicatrices que deja nos hacen más fuertes. Nos convierten en guerreros de la vida.
Me llamo Paige Rawl y nací con VIH+. Aunque muchos lo intentaron, nunca permití que eso me definiera. Ahora, les voy a contar mi historia…